21 de Agosto: Día de las Infancias

En el año 2020 la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) impulsó el cambio de nombre de la efeméride buscando generar desde lo simbólico prácticas inclusivas que den cuenta de las múltiples y diversas formas de las infancias.

Desde la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes trabajamos desde el surgimiento de la institución para que el Estado asuma el paradigma de la diversidad garantizando la igualdad en el acceso a derechos.

Con el objetivo de visibilizar los cambios sociales, culturales y legislativos dados en los últimos tiempos, desde el inicio de nuestra gestión (y en especial a partir de ese año) sostenemos que es apropiado dejar de hablar de niño para hablar de infancias.

Es necesario dejar de pensar en un modelo universal, único y homogéneo, por eso emplear el plural de “las infancias” nos permite dar cuenta de la diversidad que contienen, de las distintas dimensiones y de sus muchas complejidades.

Teniendo en cuenta que el lenguaje refuerza estereotipos y desigualdades y se hace necesario ampliar la mirada más allá de los binarismos para incluir a todas las infancias, en el mes de agosto del 2021 desde la Defensoría llevamos adelante un relevamiento de publicidades dirigidas a niñas y niños en el cual surgieron interesantes resultados:

En los avisos dirigidos a niñas 5 de cada 10 –el 50%– apelaba a mensajes relativos a la belleza, al cuidado de otras personas o al amor.

En 5 de cada 10 dirigidos exclusivamente a niños se apelaba a mensajes relativos a la acción o la aventura

En aquellas que distinguen género dentro de su público 4 de cada 10 publicidades –el 40%– tienen un mensaje relativo a la diversión.

Entendemos que los bienes culturales muchas veces refuerzan estereotipos y mandatos y con eso limitan la diversidad de modos y vivencias de las infancias y juventudes. Por eso, es importante que cómo adultas y adultos revisemos y pensemos todas nuestras prácticas.

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Actualmente el mundo digital es parte de la vida de niñas, niños y adolescentes. Redes sociales, juegos en línea son solo algunas de las prácticas que emergen como espacios de socialización y encuentro entre pares.

Sin embargo, este entorno virtual no está exento de prácticas que reproducen estereotipos o revisten formas violentas y se anclan en modos diferentes de identificarse. Práctica que en el lenguaje se conoce como “hater”.

Pero no podemos perder de vista que no es algo inherente a la virtualidad. Tiene mucho más que ver con el respeto a las identidades y sentires de niñas, niños y adolescentes. Y muchas veces las redes son solamente la caja de resonancia de las violencias que ya ocurren en la vida social y presencial. 

En 2021, el marco del Día Mundial de Internet, UNICEF Argentina presentó la campaña #LoSientoHater para sensibilizar y combatir los discursos de odio que circulan en internet y las redes sociales. La iniciativa, que cuenta con la participación de referentes y activistas que sufrieron ataques por su identidad de género, orientación sexual, características físicas y/o nivel socioeconómico, tiene como objetivo dar herramientas y empoderar a las y los adolescentes. Una pregunta que las y los adultos nos podemos hacer en esta fecha es: ¿Cuánto tenemos que ver con esto y qué herramientas podemos aportar para ayudar a transformar las cosas?

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Las infancias y juventudes sufren cada vez más los efectos de las violencias provocadas en contextos urbanos. Niñas, niños y adolescentes se ven insertos en situaciones de violencia generalizada que cercenan el uso libre del espacio público de los barrios que habitan, muchas veces apropiado por economías delictivas e ilegales en detrimento de la presencia estatal.

Como Estado tenemos la obligación de contrarrestar la naturalización de los hechos de violencia que se repiten en la vida cotidiana de ciudadanas y ciudadanos y como organismo estatal de derechos humanos es nuestra responsabilidad:

Poner en agenda esta problemática considerando el interés del niño como prámetro fundamental. 

Contribuir al diseño de políticas públicas que favorezcan a la convivencia ciudadana.

Promover el derecho a una vida digna para las infancias, las adolescencias y las juventudes para mejorar la calidad de vida en el entorno creando valor público.

Es necesario pensar en clave propositiva para avanzar en reflexiones que den cuenta de la complejidad en el entramado social y del problema de la seguridad como prioritario en las agendas de todos los niveles, sectores y poderes del Estado y nuestra institución tiene mucho para aportar, como lo vino haciendo a través de las recomendaciones a los poderes públicos, reforzando la gobernanza en la gestión.